Con este blog intentaré desempolvar algunos archivos, libros antiguos, fotos, dibujos y demás signos gráficos o pictóricos que muestren el devenir histórico de las sociedades, cómo han sido sus relaciones y sus actos administrativos y cómo han podido ser sus formas de vida. En definitiva mostrar testimonios de la historia que duermen en el mejor de los casos en cajas ordenadas en un archivo y en el peor de los casos entre humedades y estiercol.

Música para acompañar

domingo, 20 de noviembre de 2011

Escritores españoles a finales del siglo XIX

       Blasco Ibañez junto a su familia, en la playa de la Malvarrosa.                                                                                           

Emilia Pardo Bazán


 Juan Ramón Jiménez a los diez años.


 Disfraz de moro llevado por Pedro Antonio de Alarcón.

martes, 2 de agosto de 2011

La Fábrica de azúcar de Lobres, la Melcochera en un anuncio del diario ABC de 1910

                                       

                                         

sábado, 21 de mayo de 2011

Dibujos de planos del Catastro de Ensenada del Archivo Histórico Provincial de Granada













El vino motrileño estudiado por la Sociedad de Amigos del País de Motril. El libro Ensayo sobre las variedades de la vid común (1807), de Simón de Rojas Clemente



Las Sociedades de Amigos del País comenzaron su andadura básicamente por iniciativa gubernamental, con el Discurso sobre el fomento de la industria popular, dado por Campomanes. El 18 de noviembre de 1774, fue enviado a las chancillerías, audiencias, intendencias, justicias, corregidores y autoridades del país, junto a una circular en la que se animaba a la fundación de Sociedades Económicas. El objetivo que marcaba dicho discurso para las S.E. era,

"Toda atención se ha llevado el estudio de las especulaciones abstractas y aun estas ha habido la desgracia de que en las materias de ningún uso y vanas haya solido ponerse más ahinco que en los conocimientos sólidos y usuales. Nuestra edad, más instruida, ha mejorado las ciencias y los hombres públicos no se desdeñan de extender sus indagaciones sobre los medios de hacer más feliz la condición del pueblo, sobre cuyos hombros descansa todo el peso del Estado".

Lo que se pretendía era expandir las conocimientos científicos para intentar fomentar iniciativas que lograran un mayor "bienestar" en las distintas partes del reino. Una iniciativa que encaja perfectamente en el carácter pedagógico que llevaron a cabo los ilustrados, no sólo franceses, en el siglo XVIII.

Buscando las raíces peninsulares a partir de las cuales se originarían las Sociedades Económicas, es decir, de donde obtienen la influencia básica, la mayoría de los investigadores se han puesto de acuerdo en situarlas en dos centros; por un lado, la Sociedad Vascongada. Su origen hay que buscarlo alrededor del año 1748, cuando ya existía una tertulia particular, de las muchas que surgieron como intercambio de ideas en la villa de Azcoitia. Se hablaba de temas científicos, históricos y de economía aplicada a las necesidades sociales. Será institucionalizada, previo real permiso en 1765. Esta Sociedad daba mucha importancia a la educación, fundando escuelas donde se destacaba la enseñanza de la lengua castellana. Al mismo tiempo, se enviaban becarios a distintas universidades europeas y se traían profesores muy reconocidos a nivel europeo para impartir clases, de esta manera, se puede apreciar ciertas influencias europeas que pudo haber encauzado las Sociedad Vascongada hacia las futuras Sociedades Económicas; por otro lado, la Sociedad Económica Matritense que se convertiría en el ejemplo a seguir, en cuanto a su composición interna y organizativa. su importante tarea se extendió a la realización de proyectos de agricultura, industria, artes y oficios, educación y cultura en general, así como también, al ámbito de la beneficencia, iniciativas editoriales, formación de bibliotecas, etc. Inmediatamente esta Sociedad, se convertiría en el eje vertebrador y centralizador del resto de Sociedades Económicas del país.

Los primeros síntomas de decadencia de las Sociedades Económicas que surgieron a lo largo de todo el país, aparecen como consecuencia de un escrito de Floridablanca a Campomanes refiriendo una queja del rey a ciertas personas de las Sociedades, a una Real Orden de 18 de junio de 1782 donde se pedía al Consejo que propusiera al rey los medios necesario para hacer útiles las Sociedades,y una circular del Consejo de 14 de julio del mismo año donde se pedía a las Sociedades una autocrítica y que buscasen la forma de encauzar la utilidad que dichas Sociedades tenían asignadas para el país.

Estas Sociedades contaban con la protección del gobierno y esto les salvaba en parte de la vigilancia a la que fueron sometidas por la Inquisición. Algunas acusaciones y procesos abiertos dejan entrever el revulsivo ilustrado y de nuevas ideas que supusieron para el país, como rechazo de ciertas ideas tradicionales que se daban por falsas. Por citar algunos ejemplos, en la Sociedad Vascongada, se abrieron procesos a Proust, que sólo permaneció en Vergara año y medio, o a el conocido mayormente por sus fábulas Samaniego, pero no así por la Inquisición, que también le abrió un proceso. En la Sociedad Zaragozana hubo un encontronazo con la Inquisición iniciado por fray Diego de Cádiz, quien acusaba a ésta de practicar usura, la defensa del lujo o el celibato, entre otras acusaciones, interviniendo finalmente el Consejo de Castilla con el cierre de dicha cátedra.

Por Real Cédula de 8 de agosto de 1787, se solicitó la erección de la Sociedad de Amigos del País de Motril, un año más tarde se aprueban sus estatutos. Estaba dirigida esta Sociedad en 1807 por el señor Don Josef Juncar, Gobernador Político y Militar de la ciudad de Motril.

Josef Jucar desempeñaría durante la Guerra de Independencia el cargo de Ayudante General de Artillería, de la división liderada por el mayor General, Don Francisco Xavier Abadía, que años después será acusado de afrancesado. Éste último es un personaje extravagante en cuanto que trabajó como espía, para España, en países árabes, llegando sus escritos y estudios sociales, antropológicos y políticos a influir en personajes como Richard Burton, quien quedaba maravillado por sus andanzas de infiltrado con el nombre de Ali Bey y haciéndose pasar por príncipe.

En el objetivo que se marcó dicha Sociedad puede leerse,

"los deseos de distinguirse, mereciendo la estimación de sus conciudadanos, impulsarán a algunos a saborear los placeres puros de ocuparse en trabajos útiles, mientras que el temor de ser conocido por inútil, y por consiguiente despreciado, sacará a otros de la apatía y de las disipaciones, resultando de todo una mejora progresiva de las costumbres, de las luces y de la energía que hace felices los pueblos, porque simultáneamente se va desterrando la barbarie, la ignorancia y la pereza...".


Para cada socio de la Sociedad quedaba estipulada la cantidad a pagar para mantener sus actividades, establecida en 40 reales. A su vez, ésta quedaba dividida en cinco secciones: Agricultura, Industria, Artes y Oficios; Comercio, Pesca, Navegación y Educación primaria de niños y niñas.
Entre el plan de trabajos de que se ocupaba la Sociedad, voy a detenerme a el dedicado a Agricultura. En su segundo artículo puede leerse,

"Las viñas de Motril, por su clima y situación, pueden producir vinos tan exquisitos, como los mejores de España. Don Simon de Roxas Clemente, Archivero del Real Jardín Botánico, y uno de los Directores del Semanario de Agricultura, que las ha examinado muy despacio en diversas épocas, y los vinos también, asegura que nada tenemos que envidiar a otro país. El arte de hacer el vino es lo que nos falta para ponernos a nivel de los pueblos más adelantados; y es lo que importa conocer y practicar, para lograr las ventajas grandes que sacan de este ramo las ciudades de San Lucas, Xerez y Málaga: en cuya concurrencia podremos entrar nosotros en tiempo de paz, que los buques mercantes freqüentarán nuestro puerto de Calahonda, y nuestras playas".

Simón de Rojas durante su estancia como catedrático de árabe llegó a conocer al espía catalán Francisco Xavier Domingo Badía y Leblich, a quien hemos visto luchando junto al Gobernador de  Motril durante la Guerra de Independencia. Tanto Simón como Francisco Xavier eran amantes de las ciencias naturales, motivo que Francisco aprovechó para engatusar a Simón y hacerle participar en un proyecto científico (que resultaría ser de espionaje) por el norte de África por cuenta de Godoy. Simón enterado de las intenciones verdaderas de Francisco vuelve a España y Godoy para hacer que Simón mantuviera el silencio de lo que había visto, le proporcionó 1.500 reales mensuales, durante cuatro años,  para que realizara un estudio sobre las producciones y la historia natural del Reino de Granada, con total independencia.
Fruto de estas investigaciones y de su interés particular sería su escrito publicado en 1807 en la imprenta de Villalpando, Madrid, Ensayo sobre las variedades de la vid común. 
Entre las descripciones propicias para el cultivo de viñedos en Motril nos dice Simón en su libro,

"El Magalete, antiguo y célebre partido de las viñas de Motril, es otro grupo de lomas y cerros muy semejante a la Axarquía, no solo por la naturaleza de su roca, su estructura y forma, sino también por la bondad de su esquilmo; pues los vinos que produce, a pesar de hacerse con poco aseo e inteligencia, compiten en bondad con los malagueños. No son sus lomas y cerros tan altos ni tan pendientes como los de la Axarquía, ni la capa de tierra que los cubre es tan delgada, ni se haya tan expuesta a ser arrastrada por las lluvias; antes bien la circunstancia de dominar en esta ordinariamente la cal, y algunas observaciones geognósticas, manifiestan claramente que lejos de deber su existencia al deshecho de la pizarra, fue depositada sobre ella por las aguas, probablemente quando se formaba la roca caliza de las montañas inmediatas.
El Magalete se extiende media legua de N. a S., y cerca de una de E. a O. Confina por este punto con el río Guadalfeo; por el E. con el camino de Granada; por el N. con la rambla de Escalate; por el S. con la vega de Motril, avanzándose una punta suya hasta distar del mar menos de media legua".

En sus referencias a las vides motrileñas vamos a presentar las páginas en las que hace una descripción del tipo de uva Pedro Ximenez Zumbón, que en su edición de 1879 va acompañada de unos bellos dibujos descriptivos.




Otras variedades de la zona costera granadina que describe en su libro son por ejemplo la uva, Albiño de Granada, Tinto de Luxar, Romé Negro, Montúo Castellano y Montúo de Xerez, Pecho de Perdiz, Zurumí, Plateado o Plateadillo, Montúo Perruno, etc.